La Editorial Graó acaba de publicar una obra que aporta una serie de cuestiones sin duda muy necesarias: se trata de «Didáctica de la historia y multimedia expositiva«, de Cristòfol-A. Trepat y Pilar Rivero. A lo largo de sus 153 páginas, los autores desgranan los resultados de sus investigaciones en el seno del grupo de investigación DHIGECS con más de un millar de alumnos, en relación al uso eficiente de multimedia expositiva.
El libro, que consta de cuatro partes, arranca analizando las relaciones entre multimedia e historia y recogiendo un breve catálogo de recursos web para la didáctica de la historia. Dentro de esta primera parte (Aprendizaje multimedia de la historia), nos parece de un interés fundamental los criterios de calidad para el diseño de multimedia expositiva en historia que se presentan, ya que los autores ofrecen unas pautas muy sencillas pero muy efectivas a la hora de realizar un uso eficiente de las mismas.
En la segunda parte, Tipologías de multimedia expositiva de base para el aprendizaje de la historia, los autores ofrecen una serie de formatos para la presentación de unidades didácticas así como actividades eminentemente prácticas: líneas del tiempo, textos, planos, mapas históricos, obras de arte, fotografías históricas, etc. Constituye este apartado un catálogo de experiencias que sumamente útiles para aplicar en el aula
En la tercera parte, Eficiencia de la multimedia expositiva para el aprendizaje de la historia, se presentan los resultados de la investigación en la que han participado 1.075 alumnos y 39 profesores pertenecientes a 25 centros públicos y privados de Aragón y Cataluña, y en particular una serie de valoraciones entre las que destacamos el hecho de que exista «una tendencia de mejora en todos los aspectos, pero no de una diferencia abismal entre la situación anterior y la posterior a la utilización de la herramienta. Es sólo uno de los muchos factores que inciden en el aprendizaje de la historia y en el desarrollo de a dinámica de aula, pero todos y cada uno de ellos son importantes«.
La última parte (Ejemplos gráficos) es sin duda una de las más ilustrativas del libro. A lo largo de 62 imágenes los autores muestran de una forma práctica las experiencias tratadas anteriormente, en lo que constituye un manual de buenas prácticas a la hora de diseñar y utilizar material audiovisual para el aula.
En palabras de J. Prats, «aportaciones como las que hacen la Dra. Rivero y el Dr. Trepat son de gran importancia para avanzar en el campo de la didáctica, ya que se sitúan en la incorporación realista y posible de las TIC en el quehacer cotidiano de nuestro profesorado. Es una aportación que huye de fatuos y engolados discursos didácticos que de poco sirven, aunque muchas veces llenen las hojas de libros y artículos que justifican un estatus académico pero no una utilidad didáctica y una pertinencia científica«. Sin duda alguna, un buen catálogo de buenas prácticas que puede inspirar multitud de actividades para el aula, así como una publicación muy útil para todos aquellos profesores que buscan la eficiencia didáctica en sus presentaciones.